dc.description.abstract | Las fracturas del extremo distal del radio (FEDR) presentan hoy un gran
impacto social a nivel laboral, sino que también en la calidad de vida de
individuos de edad mayor (1) (2).
Últimamente, el aumento de las FEDR ha sido ocasionado por la influencia
de la calidad de vida y otros factores. España y USA, son ejemplos
palpables de lo anteriormente dicho. Por ejemplo, Estados Unidos tiene
aproximadamente 37 millones de individuos superiores de 65 años en
riesgo. España, en su grupo etario mayor de 65 años, la esperanza de
vida es de 81 años. Las FEDR, están presentes en el 14% de las fracturas
del miembro superior y el 17% de las que se atienden en emergencia. Es
la fractura más frecuente del miembro superior en las personas que
superen los 65 años, y cuantifica el 18% de las fracturas que presentan.
Las fracturas por osteoporosis siguen incrementándose, ocasionando una
gran problemática social y económica (1).
Con respecto a la mejora de la esperanza de vida, en el que los individuos
van a vivir superior a sus ancestros; hace que la sociedad y la cultura
médica sea muy exigente con los especialistas, al exigir excelentes
resultados con la terapéutica realizada para obtener una mejora en la
funcionalidad de la muñeca, mayormente en jóvenes; en comparación con
las del adulto mayor (1) (2).
Lo enunciado por Colles, hace más de 2 siglos, en el que mencionó y
sentenció que esta fractura de muñeca gozaría de movimiento y sin dolor,
pero con la deformidad residual (3). Y esto nos hace reflexionar, qué es lo
que queremos obtener en el tratamiento de estas fracturas en pacientes
adultos mayores: aliviar el dolor y restaurar movimientos, y no
necesariamente tratar la deformación.
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Pero sí es muy importante la deformación residual con la que quedan los
pacientes., sobre todo en jóvenes y adultos jóvenes. Y si algo hay que
mejorar con el tiempo, es la reducción incruenta y los enyesados para las
FEDR.
Esta fractura (FEDR) se da en el adulto (15- 20 %), mayormente en
mujeres adultas mayores (2)(3). Fue mencionada en su momento en 1814
(Colles), en la que se compromete el radio distal (4), y está enmarcada a
2 y 3 cm. de la articulación (2) (3).
Lo principal en la terapéutica, es la recomposición anatómica lo más
parecido a su estado previo. Las fracturas con mala evolución o con
consolidación viciosa influyen negativamente sobre la dinámica de esta
articulación. Sin embargo, esto no es un dogma, ya que varias de ellas,
con un pobre o mal resultado radiológico o anatómico, pueden no cursar
con síntomas o alteraciones de la función (1).
Para el tratamiento quirúrgico, hay parámetros radiológicos de
inestabilidad, que, se relacionan al deslizamiento posterior y escasa
posibilidad de obtener mejoría radiológica con la terapéutica ortopédica.
Estos parámetros son precisos para pacientes jóvenes en actividad, en la
que es muy importante la reducción, para el tratamiento quirúrgico
respectivo (1). No obstante, el tratamiento de las FEDR oscila en relación
a la experiencia de cada traumatólogo y no se asocia con los reportes
científicos. Su terapéutica es heterogénea y se necesitan mayores
investigaciones para redactar acuerdos para el manejo de dichas lesiones
(1). Uno de estos patrones de acuerdos, es el tratamiento conservador en
las FEDR de adultos mayores.
La reducción de una fractura no supone un problema, pero la contención
de dicha reducción sí lo es (4). En la gran mayoría de estas fracturas, la
reducción obtenida se vuelve nula. Y esto se debe al edema disminuido,
al aflojamiento del yeso y a los movimientos (5) (6). Sin embargo, no se
considera la función del músculo supinador largo, en el que su inserción
radial distal, se encuentra en una ubicación ideal para hacer recrudecer la
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deformidad, lo que fisiológicamente expresa con la función de éste (7) (8)
(9) (10) (11).
Según estudios electromiográficos, se ha demostrado que el músculo
supinador largo actúa como un potente flexor del codo, al estar el
antebrazo en pronación; sin embargo disminuye su tensión en supinación
(8) (10) (12). Por otra parte, otros investigadores, instan por la pronación,
explicando el rol del músculo pronador cuadrado en su deslizamiento (8)
(13). Y otros un estado intermedio: en neutro.
La terapéutica de las FEDR es de forma ortopédica; algunos no incluyen
el codo, y otros sí. Se ha recomendado varios tipos de yesos y posiciones;
pero ninguno ha sido universalmente aceptado (7). El tratamiento óptimo
todavía permanece aún controversial (9).
En un estudio, donde se preguntaban a traumatólogos, qué tipo de
tratamiento haría en una fractura del radio distal estable, la terapéutica de
primer orden fue el conservador con el 97,61%; y el tratamiento quirúrgico
en el 8,33%. Por tanto, la terapéutica de las FEDR debe ser
personalizada, ya que, en varios enfermos con estas fracturas que son
quirúrgicas; es mejor tratarlas ortopédicamente (1). Lo avalan
investigaciones de autores, concluyendo que, en pacientes con escasa
actividad, la terapéutica más apropiada sea el conservador. Esta
terapéutica no es solamente la reducción e inmovilización; va a requerir
controles, por la posibilidad de desplazamientos de la misma. Los
controles a veces se pierden en estos pacientes y se da en la extra
articulares (1).
Referente al tratamiento conservador, se recomienda el uso de un
enyesado por arriba del codo en estas fracturas, en supinación,
bloqueando así la función del M. Brachiorradialis (1) (12). Algunos escritos
mencionan la gran acción del M. Pronator Quadratus y sugieren el yeso
en pronación (1) (13).
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Hoy está visto que estas inmovilizaciones sí tienen importancia. Una vez
inmovilizado con yeso, el usuario, mayormente si es anciano, se cuestiona
si realmente debe quedar con una excelente reducción como en los
jóvenes, o solo darle importancia a la funcionalidad del mismo (1) (13) (14)
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